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Mis compañeros de clase

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Hoy tengo el día nostálgico, la vida a 250km/h lo que tiene es que tan pronto puedes estar yendo cuesta arriba como cuesta abajo. Lo cierto es que sigo estando muy feliz de hecho hoy me sorprendía a mi mismo por la mañana. Y es que ayer me acosté más tarde de lo normal entre pitos y flautas (hice jailbreak a mi iphone) y por la mañana salí más empanado que de costumbre. Además coincidía que llovia y hacia frío… todos los ingredientes para comenzar siendo un mal día. Cuando llevaba medio camino y había esquivado 150 paraguas de que me saltasen más de dos ojos me percaté de que estaba sonriendo, así sin más y es que parecera tonto pero ahora me parece divertido hasta el camino que repito todos los días a clase.

Al llegar a clase había una cosa que no se había esfumado y es mi sueño, mi sopor. Pero tras un rato de clase me di cuenta que estaba repitiendo frases y aprendiendo de nuevo con una sonrisa en la cara y es que si algo tienen las clases en KAI es que son divertidas o al menos en mi clase o al menos yo me lo paso bien.

Gran parte de la «culpa» la tienen en primer lugar mis dos profesoras: «Naito-sensei» y «Yoshida-sensei» que son las primeras que sea el día que sea y haga el tiempo que haga e independientemente de sus vidas personales (que me imagino tendrán) nunca han perdido la sonrisa en clase y son un gran apoyo para todos en la escuela. Y es que estando como estamos un poco solos por aquí sobre todo en los primeros cursos las profesoras son un poco nuestras mamis.

No tengo ninguna duda que gracias a su buen rollo se ha conseguido que nosotros en clase tengamos también el buen rollo que tenemos. Ya os lo demostré hace unos días cuando os enseñaba el vídeo del karaoke y ahora os dejo unas cuantas fotos sobre más muestras de ello:

Primero de la clase en la que aprendimos como pedir cosas a los demás y para practicarlos hicimos una sesión de fotos en la que le pedíamos al otro que hiciera cosas como comerse una flor, besar a «panda-san» (la mascota de la clase) o dispararse a sí mismo:

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De vez en cuando y de manera espontanea a nadie nos apetece volver a casa y queremos extender el momento de camadería que vivimos en las clases y para ello nos vamos a comer juntos. Un día los koreanos (Sung e Insoku) nos guiaron hasta un lugar de ramen de una variedad especial en el que la sopa se sirve separadamente de la pasta (creo que se llama Senmen… pero no se… ahora me suena fatal xD ) Y bueno estaba de muerte y era enorme:

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Por último ayer estuvimos comiendo con los turcos como anfitriones en un restaurante de su patria, donde comimos mejor que de maravilla. Me sentí transportado a Estambul y los anfitriones fueron suuuper simpáticos con nosotros, gracias Emin! gracias Burack!

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En general casi todos mis compañeros son más jovencitos que yo. El límite lo tiene Powei (pronunciado Poe) de Taiwan que tiene tan sólo 16 años! hay un gran grupo de chavales de 18-20 años y luego los koreanos y los italianos que rondamos los 25-27. No puedo dejar de comentar un momento WTF:

Estaban Carl (Suecia) y Alex (Alemania) hablando sobre que el día anterior Carl había visto Matrix y le había encantado. Yo le dije, pero tío como no la has visto aún! es un clásico, no la fuiste a ver al cine? Y me contestó que el tenía 10 años cuando la estrenaron… wow y yo fui con mis compañeros de universidad, fue durete… Me di cuenta entonces que mis primos pequeños eran mayores que ellos!

Aun con la diferencia de edad estoy encantado con mis compañeros que me parecen ideales. A que viene entonces esa nostalgia si estas tan contento no? Pues viene a que esto se acaba. Al curso le quedan dos telediarios, mañana empezamos la última lección de kanjis, al libro le quedan pocas páginas y mañana tenemos un examen para prepararnos para el final de dentro de dos semanas.

No puedo evitar pensar en el primer día en el que estábamos todos sentados en semicirculo en la clase mirandonos curiosos los unos a los otros y sin poder entendernos demasiado bien entre nosotros y tampoco demasiado bien a nuestra profesora que de manera divertida y risueña relleno 4 horas de hablar en una lengua que a duras penas comprendíamos algo.

Ahora nos entendemos, en ocasiones primitivamente, a veces con gestos o con la ayuda de diccionarios o dibujos pero en clase nos apoyamos en el hombro del otro cuando tenemos sueño, nos reimos cuando alguien se confunde y dice algo gracioso o le damos ánimos cuando alguien nos cuenta que no durmió porque salió con su compañero de piso a «celebrar» que su novia le ha dejado. También nos preocupamos por cuando alguien no viene a clase y es que nadie falta nunca, nadie se quiere quedar a atrás. Y nos sorprendimos cuando dos compañeros contrajeron la gripe A y la escuela nos vino a explicar el procedimiento que teníamos que seguir para que no se extendiera la epidemia… Y al volver los compañeros como les saludamos y nos alegramos todos de volver a verlos.

En definitiva, mi clase ahora mismo son mis amigos, parte de ellos. Sin contar con Hiroko son las personas a las que más veo aquí y para que engañarnos los voy a echar de menos 🙂

Por cierto! ese que parece un nazi en la última foto no lo es, no temais solo es una victima de ir a la peluquería a cortarse el pelo sin hablar japonés. Algo así le paso a un tal Sebas al entrar a una peluquería turca a afeitarse sin saber ni papa de turco, verdad? 😉