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Saludando a conocidos

Hace mucho que no escribo por aquí y hoy se me acaba de pasar por la cabeza una historia tonta que cada vez que la recuerdo me provoca como poco asomar una sonrisa en mi cara, a veces incluso una pequeña carcajada.

Resulta que cuando estudiaba en la universidad tenía la extraña costumbre de estudiar por las noches y volver a primera hora por la mañana a casa a dormir. Un días tras una de estas largas noches de estudio volvía a casa y mientras esperaba el autobús me puse música que unida a mi sueño me hizo entrar en una especia de trance.

En ese momento apareció una figura conocida que se iba acercando en el horizonte, mis adormecidos ojos consiguieron fijarse en ella y captaron los siguientes detalles: persona en sus 50 con pelo cano, y cara perfectamente afeitada, de esta que siempre parece suave y blandita. Mi cerebro sin desperezarse del todo reconoció a mi tio Angel y fue a darle un beso como normalmente solemos saludarnos en mi familia.

Sucedió que este ser comenzó a recular conforme yo me acercaba a darle tan afectuoso saludo. Ante esta reacción mi cerebro decidió despertarse ya que parecía que algo no andaba bien. En ese momento me encontré tratando de darle un beso al director de mi antiguo colegio y el hombre trataba de zafarse como bien podía mientras probablemente se preguntaba bajo el efecto de que droga me encontraba en aquel momento. Según me di cuenta de ello no ayudo mucho que me diera un ataque de risa. Tras un apretón de manos el hombre se escabulló como bien pudo.

Supongo que a fecha de hoy aun se anda preguntando en que parte de la educación se equivocaron conmigo y donde me torcí. Una tontería de historia, pero a mi siempre me saca una sonrisa y aun espero a ver como huye la próxima vez que me vea.

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