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noviembre 2010

Recordando a los padres

Sin lugar a dudas hay muchas personas importantes a lo largo de nuestras vidas, personas que poco a poco van cambiándote y te convierten en un tipo de persona o en otra. Según mi forma de pensar cada persona a la que conocemos nos aporta algo o nos quita algo y eso va creando la escultura de nuestra persona. Hay personas que nos aportan granitos, otros que nos regalan auténticas barbaridades, también quien nos araña y se lleva un poquito de nosotros y quien se lleva partes importantes de nosotros mismos.

Pero todo esto se hace sobre una base, un material sobre el que se comienza a esculpir, este material nos lo aportan nuestros padres y son ellos los primeros que comienzan a aportarnos nuevas cosas a paladas prácticamente ya que es poco el tiempo y mucho lo que nos quieren dar. También van moldeando y quitando cosas que no quieren en nosotros.

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Mercado de Tsukiji: La subasta del maguro (atún)

Tsukiji

Hace ya casi un mes que decidimos visitar el mercado de Tsukiji, pero entre pitos y flautas nunca lo publico por aquí y es que siempre me enrrollo mucho y tardo demasiado en hacer los posts, no puedo evitarlo. Pero bueno en esta ocasión haré un post con algo menos de rollo de lo habitual y aún más fotos de lo normla. Espero que os guste.

El mercado de Tsukiji es la principal lonja de venta de pescado del mundo y sorprende que este en pleno centro de Tokyo, rodeada de rascacielos. No obstante existe un proyecto que trasladará esta lonja añeja a un lugar más moderno y adecuado y claro, por supuesto supongo que en el espacio que deje libre este mercado harán altos rascacielos donde unos cuantos se forraran. Pero al tema, Tsukiji, el mercado de pescado y la subasta del atún.

Hasta hace poco la afluencia de turistas a la subasta del atún dificultaba el trabajo de los profesionales. Se probaron varias medidas para minimizar este impacto y finalmente para tristeza de todos los visitantes terminaron cerrando al público este acto. Por suerte hace poco volvieron a abrirlo pero bajo un riguroso control. Existen dos turnos al día de 40 personas cada uno, uno empieza a las 5 (si mal no recuerdo) y el otro a las 5:30 cuando termina el primero. Para apuntarse la única forma es llegar allí y ponerse a la cola. Existen muchas posibilidades de que si vas en el primer tren (4:30) que te quedes sin plaza para esto, sobre todo si es un día de fin de semana. Nosotros decidimos acercarnos con el último tren (12:30) y quedarnos estudiando hasta las 3:30 en alguna cafetería 24 horas.

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Un tío con suerte

Debo ser un tio con suerte, mucha gente me lo dice. Me lo decían allá por los 18 años cuando comencé a echarme la mochila al hombro y escaparme con vuelos de bajo coste a recorrer Europa, cuando poca gente de mi edad se animaba a hacerlo. Cambie las vacaciones en el pueblo por un inter-rail por Europa o una ruta con easy-jet por el Reino Unido. Después viví en Italia, Irlanda y ahora en Japón. Durante este tiempo cuando le cuentas esto a la gente muchas veces la reacción suele ser, que cabrón, que suerte tienes. En éste mismo blog mucha gente me lo dice en repetidas ocasiones.

Y yo así lo creía, soy un tipo con suerte, wow! Hasta que viaje a Argentina (vaya suerte no?!), un mes de viaje de ensueño que se convirtió en mi mejor viaje hasta la fecha, no solo por el sitio, si no por las circunstancias y sobre todo la compañía. En ese viaje nos perdimos por las profundidades de Argentina, esos lugares donde los turistas habituales, esos que van para un viaje de 1-2 semanas y que se limitan a Buenos Aires y el Perito Moreno no ven. En esos momento perdidos conocíamos a muchos mochileros auténticos, de los que se dedicaban a recorrer mundo como hizo Ignacio Izquierdo. Y uno de estos fue un tipo, vasco si mal no recuerdo, que me recordaba a mi amigo de la infancia Jaime, tanto en la cara como en los gestos, como en la forma de hablar. Fue compañero de viaje nuestro durante unos cuantos kilometros de subida hacia uno de los glaciares perdidos en la montaña. En una de las paradas nos contó que era un comercial exitoso en España hasta que se dio cuentaquee tal espiral de exito y dinero no le llevaba a ningún sitio. Necesitaba parar un poco, recapacitar y reconducir su vida. De esta forma se fue con su mochila y cuatro cosas al hombro a recorrer el mundo en un viaje de 6 meses. Un viaje de 6 meses de los que ya llevaba vividos 9. Si la cosa se estaba alargando bastante y solo llevaba el continente de América, su siguiente salto sería a África.

Ante esto y nosotros embriagados por el aroma y la libertad del viaje no podíamos si no sentir una profunda envidia y por tanto decirle, jue que suerte tienes tio, nosotros solo viajaremos para un mes ya nos gustaría continuar la aventura. Cambio algo su alegre semblante para contarnos algo, una lección de la vida que siempre recordaré. Nos dijo: «No tengo suerte, no me ha tocado la lotería ni nada por el estilo, esto simplemente ha sido una decisión en mi vida. Si crees que tengo suerte y que es mejor que lo que tu tienes, haz lo mismo.» Tras un par de minutos más el se cansó de descansar y emprendió la subida, nosotros nos quedamos con sus palabras retumbando entre nuestras cabezas y la inmensidad de las montañas.

Las palabras siguen retumbando ahora igual que entonces, ahora entre rascacielos de Shinjuku, marabuntas de asiáticos o templos entre bosques milenarios. Esas palabras me repiten una y otra vez que no es suerte lo que tengo, simplemente en cierto momento de mi vida decidí vivirla así. Ignacio Izquierdo llego hace nada a Madrid, su ciudad tras 533 de viaje de «Vuelta al mundo». Aquí os recomiento encarecidamente que antes de seguir leyendo lo que yo pongo os leáis todos su post en el que cuenta su vuelta tras 533 días: Ignacio Izquierdo, de vuelta

Bien, un genial post no? Pero me quedo con una de palabras suyas:

Ahora los recuerdos se apelotonan, como si hubiera estado muchas veces de viaje, sin darme cuenta de que ha sido uno solo. Hace un año y medio que me fui de aquí, sacrificando muchas cosas. Muchos momentos importantes en mi vida cercana en los que no he podido estar, que no he podido compartir con la gente que me importa.

No se puede tener todo y por lo tanto no me arrepiento. Fue una decisión consciente. Sé que soy un privilegiado simplemente por haber tenido si quiera la posibilidad de plantearme hacer algo así. Para mucha gente no es solo impensable, es también imposible. Cada situación tiene sus ventajas y sus inconvenientes, ninguna situación es completamente ideal. Al igual que en un día a día rutinario pasar tanto tiempo de viaje tiene sus días fantásticos y emocionantes, pero también sus días aburridos, horribles y en los que nada te sale bien.

No se puede tener todo, se elige y has de estar contento con tus decisiones, sabiendo que al decidir una cosa desecharas todas las otras y dejarás muchas cosas atrás. Yo hoy por hoy soy feliz en Japón estoy donde quería estar. Sacrifico la comodidad que tenía en España, el no tener problemas con el idioma, la cultura, el trabajo, etc. sobre todo sacrifico los momentos cercanos como los llama Ignacio, el poder estar con mi familia, con mis amigos. Pero hoy por hoy he decidido esto. Los sacrificios no empezaron aquí, comenzaron cuando decidí venirme a Japón, hace ya 5 años. Sacrifiqué el poder tener todas las cosas que podría tener, mis amigos se compraban enormes televisiones de plasma y vivían en buenas casas. Mientras yo lo hacía en una casa de menos de 30 metros cuadrados y con la pantalla de mi ordenador. Y aún con todo más feliz que una perdiz porque tenía un objetivo.

Ahora cuando la gente me dice que que suerte tengo de estar aquí me suena un poco a insulto. Recuerdo los 4 años de ahorro, el año y pico de estar lejos de mi familia y amigos, los esfuerzos para aprender idioma y cultura… He pagado un alto precio por estar aquí, un precio que cualquier que quiera venir de verdad puede hacerlo, pero claro quizá a tan alto precio no queramos pagarlo. Entonces quizá no fuera la suerte lo que me trajo hasta aquí, si no la ilusión y las ganas.

Eso si, reconozco que si tengo suerte, en realidad mucha. De haber nacido en el primer mundo, de haber nacido en ésta epoca y no hace 50 o 60 años y demás cosas. Acepto de buen grado que mi abuela me diga que que suerte tengo, que me lo diga uno de los indígenas que conocí por el Norte de Argentina que se moría de envidia porque visitaríamos el sur de su país que el nunca podría permitírselo… Pero no acepto que me lo diga un compañero de universidad o un vecino de mi edificio 😉

El reloj mecánico de péndulo más grande del mundo

Ayer fue día festivo por estas latitudes, el día de la cultura nada más y nada menos. Nosotros decidimos celebrarlo con la cultura que más nos gusta, la culinaria. Estuvimos en un restaurante italiano que me gustó bastante, lo mejor de todo era donde estaba, en la planta 29 de un edificio en mitad de Shinjuku por lo que por la ventana teníamos unas vistas de un Tokyo nocturno muy a lo «Blade Runner».

Pero no es de lo que quiero hablar en esta entrada, si no más bien del lugar y de lo que había dentro. Se trataba de un rascacielos de los pequeños (30 plantas), pero lo genial era que el centro estaba hueco y había por ejemplo un reloj gigantesco de péndulo accionado por una fuente de agua, la verdad es que me encantó. Cuando trabaje por aquí me gustaría hacerlo en uno de estos edificios tan increíbles.

Cosas que han cambiado desde que llegué a Japón I

Este es un post que he pensado desde hace mucho, de hecho me planteo ir completándolo poco a poco según me acuerde de más cosas. No se trata si no de una lista en la que ire poniendo cosas que ahora hago y me parecen de lo más normal y antes no hubiera hecho de una forma normal al menos. También al contrario cosas que ahora no hago y antes hacia, puede que las eche de menos o que me encanté no hacerlas ya. Las dividiré en secciones, por mantener algo de orden.

Comida:

Esta es una de las cosas que sin lugar a dudas más han cambiado, ya que la comida es muy distinta entre España y Japón. Como curiosidad desde que vivo aquí mi consumo de Almax se ha visto disminuido drásticamente, algo corroborado también por Javi y Pablo cuando vinieron, dos consumidores natos de Almax también 🙂

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Aquí y ahora, es lo que importa

Es increible lo que hace la mente humana, como empiezas a leer algo que te recuerda a una cosa, de ahí saltas a otra y a otra y cuando te das cuenta estas pensando en algo que no tiene nada que ver. En realidad creo que hay que prestar atención a estos pensamientos porque muchos aunque parezcan nimios llevan hasta a algún punto importante. Voy a contaros de forma muy resumida un pensamiento/reflexión que acabo de tener. No solo porque crea que pueda ser interesante para vosotros, que quizá no lo es, si no porque seguro que es importante para mi yo futuro que tiende a olvidar esta reflexión, por mucho que acabé llegando muchas veces a esta misma conclusión, la misma a la que llegaré una vez tras otra.

Pongamonos en contexto caigo en un post que me ha gustado mucho: 1998 el año en que todos fuimos indies. Por la cabeza miles de recuerdos y pensamientos. Primero: que como te gusta la música que no podrías vivir con ella, que te sientes identificado con el tipo del post, que se introdujo en la música indie por aquellas mismas fechas. La suerte que tienes de estar rodeado de gente tan músical como Javi, Sebas o el erudito pero taliban musicalmente hablando de Ferchu, que hacen que tu cultura musical crezca aun siendo tu un poco inutil en lo que a ritmo y compás se refiere.

Luego te atrapa una reflexión banal (a priori), como puede cambiar la gente tanto. Como puede Dover empezar con esto:

Y acabar con esto otro:

Y es que esto hace que hasta el Let me out suene a música de verdad… bueno no… tanto no 😉 Luego pensé que claro era jodido sostener un grupo cuya principal baza es que la cantante tiene una voz medio rota, así como algo afónica que mola. El problema es que la voz medio rota se rompía del todo cada dos por tres y no es lo mismo escuchar a una cantante con la voz medio rota que con la garganta destrozada y sin voz. Seguro que un logopeda curo sus problemas de habla y con eso toda su capacidad de sorprendernos. Unido, por supuesto, a que dar saltos por los escenarios con tacones de 10 centímetros rojos seguro que era más complicado.

Y la reflexión final

Y ahora se encamina más mi reflexión. Seguí leyendo el artículo, pensando en aquellos tiempos, en como cambiamos todos (sin excepción, yo el primero) ya sea para bien o para mal, nunca podemos saberlo (bueno en el caso de Dover si que podemos :P), solo cambiamos. Y empiezas a pensar en aquellos tiempos, en recuerdos, en lo genial que era todo y lo bien que te lo pasabas y demás. El siguiente pensamiento es obvio y todos llegamos a el. Por seguir con el tono musical del post digamos que como dijo Karina «buscando en el baúl de los recuerdos, cualquier tiempo pasado nos parece mejor».

Luego traté de hacer un ejercicio de empatía hacia mi mismo, hacia mi yo del pasado. Mi yo del futuro le visita y le cuenta como soy, una persona lejos de ser perfecta, pero cumpliendo sueños, sueños que por esas fechas que no tenía y otros que ya rondaba mis cabezas, creo que sin dudas me alegraría de muchas cosas y me aliviaría saber que mis problemas de entonces se han desvanecido en su futuro, nuestro presente. Esos problemas de cuando tenía 15 años eran un mundo para mi: quiero esas zapatillas que todo el mundo tiene, porque estoy en clase si quiero hacer otras cosas, porque esa chica que me gusta no se fija en mi, mañana tengo que entregar un trabajo que no he empezado y que me avisaron con 2 semanas de antelación o como me lo montó cuando tenga que llevar los 4 suspensos a casa… Todas esas preocupaciones me parecen lejanas y no tan importantes pero no lo eran en su momento y eso es lo importante, si para ti algo es importante no importa que para los demás no lo sea, es que es lo es. No se si me seguís o ya comienzo a divagar.

De repente tuve una visita de alguien… Era yo mismo, mi yo del futuro que vino a hacer lo mismo que acababa de hacer con mi yo del pasado. Me visitó y me contó que fue de mi vida y vaya, no todo fue un camino de rosas pero las cosas habían ido bien no se de que me preocupaba tanto. Tan solo me preocupaba una cosa de mi yo futuro y es que le veía un tanto melancólico, algo que mi yo del pasado con 15 años y en plena edad del pavo no pudo notarme a mi mismo. Le pregunté que que es lo que le pasaba y el me dijo que echaba de menos esta época, cuando todo era tan genial mientras se desvanecia volviendo al futuro. Yo pensaba que era curioso pues era lo mismo que yo pensaba de mi yo pasado.

Mientras me encontraba abstraído en estos pensamientos escribiendo este post, mi ordenador me advirtió de que llegaba un correo. Era de mi yo del futuro al que había despedido hacía un rato. Me decía que el acababa de tener una visita de su yo futuro también y que le había dicho exactamente lo mismo que el a mi, que todo iba bien y que echaba de menos esa época de su vida. No podemos evitar añorar el pasado, así como también es inevitable esperar con excitación el futuro, no es malo ni mucho menos. Solamente no nos olvidemos de vivir con intensidad el presente, que de todos los tiempos siempre es el mejor. Porque el pasado ya lo has vivido y el futuro ya lo vivirás.